En estos tiempos que corren determinadas actividades de marketing no son sólo las más recomendables en virtud de la situación del mercado sino que muchas veces son también las únicas posibles en función de cómo ha quedado el presupuesto anual de marketing tras los sucesivos recortes.
En éste y sucesivos posts vamos a comentar algunas técnicas y acciones de marketing de coste reducido, o directamente cero, pero de las que se pueden obtener muy buenos resultados.
Empezamos hablando del ‘Marketing Boca a Boca’, también conocido en castellano como ‘Boca a Oreja’. El mundo anglosajón hace ya tiempo que se aclaró al respecto y lo denominan ‘word of mouth marketing’ (WMM), contando ya hasta con una asociación propia.
El desarrollo de internet y de las denominadas redes sociales, (facebook, myspace, twitter, linkedin, etc.) ha hecho que en los últimos tiempos lo que no era más que un capítulo marginal en muchos manuales de marketing pase a convertirse casi en la disciplina estrella.
En este artículo no vamos a hablar de redes sociales ni como potenciar el marketing boca a boca a través de ellas, dejaremos ese tema para otra ocasión. Lo que vamos a hacer a continuación es comentar 2 o 3 sencillas acciones que podemos usar fácilmente en nuestro trabajo diario.
La primera es probablemente tan vieja como la propia actividad humana de comprar y vender productos y servicios. Nos estamos refiriendo a conseguir recomendaciones, que nuestros clientes recomienden nuestros productos a familiares, amigos y conocidos.
El primer requisito para ello es que nuestro producto, y el servicio ofrecido que lo acompañe, deben ser excelentes. Mientras no lo sea no perdamos ni un segundo en todo lo que viene a continuación.
Si de veras hemos alcanzado esa excelencia muchas recomendaciones vendrán solas, pero siempre podemos hacer algo para estimularlas, para fomentarlas. Por ejemplo podemos dar productos gratis, o invitar a que usen nuestros servicios aquellos que aun no lo han hecho. Si buscamos que ese regalo tenga el máximo impacto final sobre nuestra cifra de negocios haríamos bien en parar un momento y pensar bien a quien se lo hacemos.
Por ejemplo, si lo que tenemos es un nuevo restaurante abierto hace poco en un barrio cualquiera podría ser buena idea ir a las peluquerías y salones de belleza de la zona e invitar a propietarias y trabajadoras de los mismos a una cena/comida gratuita para ellos y su pareja. Si lo que tenemos es un taller mecánico o un auto-centro, pues nuestro objetivo deberían ser entonces los bares, cafeterías y de nuevo peluquerías, pero esta vez las masculinas, de la zona…
Habrá quien estará pensando que una vez realizada la invitación solo resta estar pendientes de cuando los invitados acuden a disfrutarla y preocuparse entonces de que tengan lo mejor… ¡Pues no!. Si nuestros productos y servicios no son ya excelentes para TODOS los clientes, en lugar de sólo para aquellos a los que nos interese agasajar, entonces esta estrategia no funcionará.
Otra técnica para fomentar la recomendación sería entregar a aquellos clientes que nos han comprado un producto o servicio por primera vez y que están claramente satisfechos con su decisión, un breve folleto o díptico en el que se destaquen las principales características y puntos fuertes de nuestro negocio. Aunque ya las hayan disfrutado y apreciado el que las vean escritas sirve para fijarlas en su mente y que al transmitir su recomendación lo puedan hacer más fácilmente.
Una tercera técnica para esos clientes del párrafo anterior que nos han elegido antes que a la competencia y que están muy satisfechos con su decisión, (como no puede ser de otra manera con nuestra EXCELENCIA en productos y servicios,) es pedirles que escriban, (en un libro de visitas, en un tablón de anuncios a la vista de todos,) unas pocas palabras con su opinión general de nuestro negocio, o con lo que más le ha gustado del mismo.
En esa interacción sería realmente lamentable que no aprovecháramos para hacernos con sus datos personales para incorporarlo al ‘Club de Clientes Estrella’ (básicamente compuesto por todos los que han pasado por nuestras dependencias,) y a partir de ahí aplicar sobre ellos el nunca bien ponderado arte de conservar clientes.